La cagaste Burt Lancaster
jueves 7 de febrero de 2008
© Sergio Plou
Artículos 2008

    Donde no hay mata no hay patata. Nuestro insigne vicepresidente del gobierno aragonés, súper Biel, cuyas andanzas con el casino de los Monegros todavía nos depararán mayores disparates, acaba de hacer el ridículo en Valencia. Cuenta la leyenda que detrás de cada discurso de Biel - para colmo jefe del partido aragonés regionalista (la antítesis de la Chunta, para los no iniciados en la jerga baturra) - existe un merluzo que ya no sabe qué diablos escribir en los márgenes de esas cuartillas que luego tendrá que leer su jefe para que no se salga el hombre del guión acordado. Su fantástica verborrea, esa tartamudez que encaja divinamente viniéndose arriba, le lleva en ocasiones a mostrar su vertiente misericordiosa hacia los pacientes contertulios para agradarles las orejas. Este brote afable y contemporizador convierte a súper Biel en un auténtico dolor de tetas. Súper Biel, que comparte el gobierno autónomo con los socialistas del presidente Iglesias, temiendo tal vez que le lanzaran productos de la huerta a la jeta, se perdió por los cerros de Úbeda y se mostró condescendiente con los señores del golf, las urbanizaciones mastodónticas y el derroche general del agua en la cuenca mediterránea, gracias a una propuestilla -digámoslo claro- más bien estúpida. Cuando se habla a tontas y a locas, lo que siempre se ha entendido como hablar por no callar, rectificar es de sabios. Pero rectificar es un dicho inútil para súper Biel, un auténtico peligro. El resúmen que ofreció, la maravillosa idea de entregar a los trasvasistas "agua de mar" (sic) terminó por hundirle en el lodo del Delta del Ebro y ahora chapotea allí como un cadáver político cualquiera perdiendo votos a tutiplén. En la aparente ingenuidad de este tipo de político, se ahogan todos los axiomas electorales. Había logrado lo imposible: robar votos al PP en Aragón, y al mismo tiempo a la Chunta, su rival de cachirulo. Ofreciendo las aguas del Delta, que es un auténtico destrozo ecológico, acaba de regalar un balón de oxígeno a la señora Rudi, la antigua presidenta del Congreso de Diputados, a la que no se le ha lucido el pelo en Zaragoza durante años. La vestal del reino rápidamente ha pillado el rábano por las orejas y ha dicho que le parece fenomenal la propuesta de súper Biel. Hasta Gustavo - el jefe pepero en Aragonia -ha salido de su encierro. Gustavo, que se había marcado el farol de dimitir si el PP de Madrid se posicionaba en el programa electoral a favor del trasvase, de pronto se siente como si se le hubiera aparecido la virgen. Porque si alguien estaba siempre en contra del trasvase, era precisamente súper Biel, el hombre más ubicuo de Mañolandia. El que la acaba de cagar a conciencia y el que se va a pasar todos los días explicando lo que dijo y lo que en realidad quiso decir. El que ya no se aguanta ni a sí mismo y que vamos a sufrir de ahora en adelante hasta en la sopa. De hecho se empieza a escuchar el runrún de que en realidad nuestro insigne sujeto, por si acaso llegan mal dadas, está echándole un capote a los conservadores. Igual un día se necesitan para gobernar. Si es que se le puede llamar gobierno a sus meteduras de gamba.

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