Fase precrítica
martes 22 de enero de 2008
© Sergio Plou
Artículos 2008

    El alcalde está que se sale. La razón es muy simple: el pabellón puente, diseñado por la arquitecta iraquí Zaha Hadid, acaba de hacer clic. Para celebrarlo se jaló unas costillas a pie de obra con Joan Clos, ministro de industria, y después se hizo la foto con toda la pandilla, desde los políticos a los periodistas pasando por los currantes. El alcalde, a su juicio, estaba haciendo historia. Y no es para menos. En una época donde todo hace crack - incluso la Bolsa - que una estructura de más de dos mil toneladas de peso consiga anclarse entre las dos orillas del Ebro y además mediante una onomatopeya tan idiota como el clic, es para dar saltos de alegría. Mejor clic que zas o catacroc, por supuesto. El clic goza de una intensidad melódica y facilona, pero a la vez se nos antoja informática. Y hablando del gigantismo de un puente, que logre hacer clic, nos parece increíble, extravagante, casi de relojería suiza. La persona que decidió que el puente debería de hacer clic, en lugar de cualquier otra sonaja, nos hizo creer en un principio que en esta tierra sonorizar un obra tan suavemente era pedir imposibles. Sometidos a la incredulidad, hemos asistido al ensamblaje metro a metro durante casi tres meses, pensando que igual no coincidían los pedazos del puzle, que igual se iba al agua un chisme tan enorme y la Expo se ahogaría en un plash gigantesco. Hemos visto que le metían un empujón al puente, que se procedía al lanzamiento, que funcionaba la torre de pesca y que allá iba el apeo frontal. No alcanzo todavía a situar el macizo de retenida ni a comprender del todo dónde diablos se situaba la nariz del artefacto, pero no cabe duda de que, sin tenerlas todas consigo, el alcalde nos ha hecho aprender un montón de ingeniería. No es raro pues que se venga arriba el hombre y se sienta un personaje histórico. Nadie creía en el clic. Gracias al clic podemos recuperar el aliento y darnos cuenta del runrún que monta el sonajero de la Expo en otras materias. La más sonada, últimamente, es la que concierne a la seguridad ciudadana. Gozar de una exposición internacional, a parte de unos atascos de tomo y lomo, tiene también otras desventajas. Puedes ir en autobús, por ejemplo, y que la policía - sin otorgar preferencia alguna a los transportes públicos - se decida a echar la guagua municipal a un lado y proceda alegremente a pedir el carné de identidad a los sufridos usuarios. A los usuarios, con la que está cayendo en Tuzsa - la empresa de los buses - sólo les faltaba ya esta soberbia tocada de napias. Viajando como sardinas en lata y esperando en las paradas al autobús como quien aguarda el santo advenimiento, los usuarios tendrán que sufrir también la identificación policial. A este suceso, que generalmente se denomina control, ahora lo llaman Fase Previa. La Fase Previa es sólo el principio de lo que se nos viene encima. Y nos lo cuentan para que nos vayamos preparando, porque en abril comenzará - atención - la Fase Precrítica. Tal vez entonces nuestra paciencia haga también un clic, el que suelen hacer nuestros cerebros cuando se nos funden los cables.

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